Siguiendo la línea de anteriores artículos, y centrándonos de nuevo en el tema de prevención de lesiones para poder conseguir el máximo rendimiento deportivo posible, hablaremos del trabajo propioceptivo, un estímulo imprescindible que a continuación intentariemos explicar detalladamente.
Los procesos propioceptivos son importantes como retroalimentación, prevención y tratamiento de lesiones, además de ser necesaria e importante en la prevención y dentro del entrenamiento como medida e instrumento del rendimiento en el mundo deportivo. Es por ello, que en Powesport, damos importancia a este tipo de trabajo para complementar nuestros programas para deportistas y personas que han sufrido lesiones.
Definimos la propiocepción como la capacidad del cuerpo de detectar el movimiento y posición en el espacio para realizar una coordinación correcta en la acción. Este tipo de sensibilidad proporcionada por los propioreceptores, órganos que están distribuidos por el aparato musculo-esquelético y permiten detectar las variaciones de tensión y longitud muscular o tendinosa, suministran también información sobre la variación de posición, velocidad y aceleración de los movimientos.
El objetivo principal de la propiocepción es, dotar al cuerpo de un abanico de respuestas ante un estímulo provocado, fundamentalmente por perturbaciones, las cuales suelen surgir ante situaciones inestables en las diferentes acciones del juego o ante cualquier situación de carácter cotidiano.
Para poder llevar a cabo un buen funcionamiento del sistema propioceptivo, el sistema nervioso periférico es el encargado de facilitar al sistema nervioso central un estímulo con la finalidad de que este, mande a los músculos la señal correcta dando así la respuesta motriz más adecuada.
Con la finalidad de conocer mejor el sistema propioceptivo, describiremos los órganos que se encargan mayormente de realizar este trabajo:
- Huso muscular: Se encuentra en el tejido muscular, responde ante estiramientos y su función básica es inhibir la musculatura antagonista y producir el reflejo miotático (contracción de protección).
- Órganos tendinosos de Golgi: Se encuentra en los tendones y se estimulan ante la tensión producida por el musculo, su función básica es la activación ante tensiones peligrosas en el complejo musculo-tendón, además de ser el encargado de producir el reflejo miotático inverso.
- Receptores conectivos: Rufini y Paccini, estos se encuentran en el tejido conectivo (cápsula fibrosa, ligamentosa y meniscos), su función es responder a presiones y detectar vibraciones.
Todo este complejo sistema, al sufrir una lesión, se deteriora y no emerge la información suficiente, disminuyendo así la coordinación. Es por ello que uno de los principales objetivos de cualquier rehabilitación consiste en considerar de vital importancia su temprana recuperación.
Mediante este tipo de entrenamiento, mejoramos la respuesta a la fuerza, coordinación, equilibrio y tiempo de reacción. Además compensamos la pérdida de sensaciones ocasionadas tras una lesión.
Al perder estas sensaciones debemos recuperar las sensaciones de bienestar, objetivo que conseguiremos trabajando la coordinación, sabiendo que esta es la capacidad de controlar y regular acciones motrices. Mediante la propiocepción actuamos en el SNC fortaleciendo los aprendizajes y nuevas experiencias, generando así nuevos patrones neuromusculares que posibilitan más respuestas y de mayor calidad a cada situación motriz. Por lo tanto usando la propiocepción combinada con la coordinación vemos que:
- En el espacio temporal del movimiento ajustamos la respuesta más eficazmente al estímulo.
- En la capacidad de equilibrio, proporcionamos estímulos de calidad y duraderos para responder a situaciones tanto estáticas como dinámicas manteniendo la tensión óptima, con el entrenamiento educamos al cuerpo para conseguir incluso anticiparnos con una respuesta a la situación consiguiente (mecanismo de anticipación).
- En la faceta muscular, observamos también la capacidad de reclutamiento muscular, aprendiendo a adaptar la tensión para obtener la mejor eficacia en el movimiento o gesto deportivo, conocer el ROM óptimo, la velocidad de ejecución y la fuerza precisa.
Por otro lado, vinculamos la propiocepción y la fuerza como un trabajo compensatorio para obtener mejores resultados.
Si nos centramos en la propiocepción y la fuerza, vemos que un aumento de la fuerza es resultado de una estimulación neuromuscular, provocando una adaptación funcional (aspectos neuronales y nerviosos) y unas adaptaciones estructurales (hipertrofia).
De tal manera que, si conseguimos generar coordinación tanto intermuscular como intramuscularmente, obtenemos una mejor co-activación de los distintos músculos para realizar una acción más eficiente en parte gracias a la creación de nuevas conexiones generadas por la propiocepción, de tal manera que estos procesos que facilitan e inhiben fibras, funcionen con un mayor control.
Como explica Romero (2010):
- La estimulación del sistema propioceptivo, desarrollada normalmente a través del equilibrio y la velocidad de reacción aumenta aspectos tan fundamentales del deportista como la fuerza y la coordinación.
- El concepto de fuerza propioceptiva explica la necesidad de plantear la expresión de fuerza unida al control neuromuscular, pues las acciones deportivas así lo requieren para responder a las acciones inestables de la competición.
- La mejora del control neuromuscular se produce gracias a la variación de los patrones de activación, regidos mediante los llamados principios neuromusculares: gracias a la activación recíproca y la co-activación de músculos agonistas y antagonistas.
- La existencia de co-activación de acciones en las que no es necesaria, incluso teniendo en cuenta su efecto protector en una articulación, provoca una disminución de la velocidad de ejecución y un mayor gasto energético, hechos que afectan considerablemente al rendimiento deportivo.
- Los mecanismos involucrados en el trabajo del control motor engloban tanto el llamado feedback, desencadenante de un reflejo ante el estímulo que se provoque, como el feed-forward, que consiste en una pre activación y, por tanto, una anticipación ante situaciones que pueden llegar a predecirse mediante aprendizaje.
- Los equipamientos convencionales de musculación, a excepción de la utilización del peso libre, presentan limitaciones de ejecución desde la variación de los gestos, hecho que va a provocar un pobre trabajo a nivel coordinativo.
Finalmente cremos conveniente explicar que para poder dar las respuestas precisas ha de existir una cooperación de todos los sistemas. Como bien hemos explicado, para adaptar todo este trabajo hemos de conseguir un buen control neuromuscular, donde interviene el sistema propioceptivo, el sistema vestibular y visual.
Todo ello bajo supervisión de un profesional harán al deportista conseguir el mayor rendimiento por el que trabajaremos mediante ejercicios específicos de equilibrio, propiocepción, velocidad de reacción y coordinación. En Powesport no nos olvidamos de hacer un entrenamiento global para poder conseguir el éxito.
Bibliografía:
- Fajardo, J. T. (1999). Nuevas tendencias en fuerza y musculación.
- Mercado, P. S., Zarco, R. C., & Arias, D. C. (2003). Relación entre fuerza muscular y propiocepción de rodilla en sujetos asintomáticos. Revista Mexicana de Medicina Física y Rehabilitación, 15, 17-23.
- Ramos Álvarez, J.J.; López-Silvarrey F.J.; Segovia Martínez, J.C.; Martínez Melen, H.; Legido Arce, J.C. (2008). Rehabilitación del paciente con lesión del ligamento cruzado anterior de la rodilla (LCA). Revisión. Revista Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad Física y el Deporte vol. 8 (29) pp. 62-92 Http://cdeporte.rediris.es/revista/revista29/artLCA66.htm
- Rodríguez, D. R. (2011). Prevencion de Lesiones En El DePorte. Ed. Médica Panamericana.
- Santos, Z. D., Pérez, C. S. L., & O’Farril, L. H. R. INFORMACIÓN PROPIOCEPTIVA Y DEPORTE. UNA ACTUALIZACIÓN NECESARIA PARA EL CONTROL BIOMÉDICO DEL ENTRENAMIENTO.
- Vega, J. A. (1999). Propioceptores articulares y musculares. Vega, José A.. Propioceptores articulares y musculares. Biomecánica, 1999, vol. VII, núm. 13, p. 79-93.
David de Gracia Morales, Graduado en ciencias del deporte y la actividad física, Quiromasajista y master en profesorado por la universidad Ramón Llull-Blanquerna.