EL CONOCIMIENTO POPULAR COMO FUENTE DE INFORMACIÓN

Cuando cumplí 18 años, el estado me regaló una participación como presidente de la mesa electoral en unas elecciones.

No recuerdo si eran autonómicas o municipales.

Que más da, todas sirven para lo mismo…

Total, que ya me ves a mí, sin tener ni idea de política, intentando entender realmente que tenía que hacer un domingo, a las 7 de la mañana, en un colegio electoral.

Pues la verdad es que básicamente lo que hice fue divertirme.

Me toco en la mesa con un hombre que tendría unos cuarenta y tantos y un chaval de alrededor de 30.

Nos íbamos turnando en funciones.

Ahora tacho nombres.

Ahora comunico: “ya puede usted votar”

Ahora pido DNI’s.

Un poco de todo.

En un momento dado, cuando mi compañero cuarentón le tocó leer los nombres en el DNI, cogió el primero, lo miró y dijo:

“¡Joder, no veo nada!” y se lo separó con ojos de estreñido.

Yo en mi ignorancia de juventud le dije:

“¿No ves nada y lo separas más? Jajaja” (ya había cogido confianza)

Evidentemente, me ilustró, y aquel día aprendí algo nuevo.

Me recordé a mi abuela afirmando que no hacía falta que comiese fruta, total con la cantidad de zumosol que tomaba…

Ahora le entiendo perfectamente, no veo un carajo de cerca, y es bastante molesto.

Esta situación llevada a otros campos es bastante habitual.

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