Supongo que puedes imaginar qué tipo de perfil me gusta más.
Llámalos como quieras.
Pueden ser modelitos, influencers, tronistas o lampistas.
Da igual, todos tienen las mismas características.
(Y de rima a rima, y tiro porque me da grima…)
Todo es fachada.
Que sí, que muchos estarán en muy buena forma, no lo dudo.
Que sí, que tienen mucho éxito en su vida personal y encima les pagan por hacer el ridículo en la televisión.
Y sí, lamentablemente cada vez más jóvenes quieren dedicarse a hacer el pena en la televisión a cambio de dinero.
Arrastrándose, vendiendo su vida, su dignidad y su imagen.
Si es que no me extraña.
Hace poco vi una encuesta.
(Aunque ya sabes que de las encuestas no te puedes fiar una mierda)
Se decía que más del 72% de la gente de este país querían ser influencers o funcionarios.
Pues ya ves, nos vamos a la mierda.
Menos currar, cualquier cosa.
Si eres funcionario, lo siento, te lo has ganado a pulso.
Bueno, si tú no eres de esos, pues tus compañeros funcionarios si lo son.
Y como se tiende a generalizar, ahí te quedas, en el saco de los que no dan un palo al agua.
Así que yo, luchando contra el sistema, (como Neo en Matrix), intento que saques a tu cuerpo del funcionariado.
Que no te conformes con la comodidad.
Que te pongas a trabajar en ti, en tu futuro. Aunque empieces como casi deportista.
Y como sé que eso no es nada fácil, estoy aquí delante de ti, sentado en un sofá, rodeado de un mundo que se está muriendo.
Con las dos manos abiertas.
Elige una.
Para tomar la pastilla roja, aquí abajo.