Lo que me enseñó un niño de 10 años en una partida de ajedrez que me enseñó a cuidar mejor mi cuerpo

Hoy te voy a explicar algo que aprendí de una lectura sobre ajedrez, que te puede ayudar mucho a evitar una lesión (o a no volver a tenerla en el caso de que sea tarde).
Pero antes déjame que te explique una cosa un poco ridícula.

 

Hace ya unos cuantos años, cuando yo tendría cerca de los 30, fui al pueblo de mi madre a pasar unos días. Ya sabes, veranito, cervecita, tapitas, siesta… Lo clásico que se hace en un pueblo.


Pero un día, estando de merendola al lado de un río, un chaval de 10 años sacó un ajedrez. Y me dije, mira que bien. No tengo nunca oportunidad de jugar, porque a poca gente le gusta.

Y otros tantos, no saben. Y muchos, no quieren saber.

 

En fin, que el chaval, contento de tener rival, puso las piezas en el tablero.
No soy muy bueno, la verdad. Como en todo, si no entrenas, no mejoras. Y hace muchos años que no jugaba una partida. Pero bueno, era un nene, y pensé “no te pases con él”.


Así que me puse a pensar cuál sería la mejor estrategia para ganar sin ser demasiado cruel.

Movimiento uno. “Vas a hacer esto, vas a ir por aquí”.
Movimiento dos. “Ahora irás por aquí y, luego tal, y luego por allá”.
Movimiento tres. “Y más tarde la estrategia es esta y esta y esta otra”.
“Jaque”, me dijo. “Jaque mate”


¿Perdón? Me puse a analizar la situación, y sí, me había hecho jaque mate en 4 o 5 movimientos (no recuerdo bien).
¿En serio? No me lo podía creer. Automáticamente, pedí revancha (es lamentable que me picase, pero mira, soy un ser picante).

 

¿Sabes que fue lo que pasó? Que estaba tan obsesionado con lo que yo iba a hacer para tener éxito, que no vi venir las amenazas externas.


Y eso fue lo que leí (no recuerdo dónde) sobre el ajedrez. El buen ajedrecista tiene en cuenta los movimientos del rival y las posibles amenazas antes de pasar al ataque.

 

Muchas personas hacen ejercicio de esta manera. Piensan en lo que quieren conseguir. Cómo perder peso, cómo ponerse cachas, cómo saltar más, hacer tal marca, ser mejor en tal deporte… Pero, ¿cuántos de estos tienen en cuenta las amenazas?

Y luego… molestia, lesión… lo que sea. Mierda, ¡Qué mala suerte! ¿Es mala suerte o no hemos tenido en cuenta las posibles amenazas externas?

 

No subestimes los peligros que comporta hacer ejercicio. Trabaja teniéndolos en cuenta.

Si quieres empezar con consejos generales sobre cosas útiles que puedes hacer, te los explico aquí:

P.D: He de decir que gané la revancha, una segunda derrota hubiese sido demasiado. Ya no jugamos más, por si acaso…

P.D2: Y sí, me piqué con un niño de 10 años.

Leave Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *