Sobredosis en el día de la madre. Consejo absurdamente obvio para sentirse mejor.

¿Que tal? ¿Qué has hecho hoy? ¿Eres mamá?

Tanto si has recibido regalo como si lo has hecho, espero que hayas estado muy a gusto en familia.
Y, si eres de esos que opinan que los días señalados son excusas capitalistas para sacarte el dinero, igualmente espero que hayas estado bien.
 

Yo, por mi parte, fui a comprar ayer un regalo. Con la inestimable ayuda de mi primogénita. Es toda una aventura. Si es que dejar las cosas para el último momento, no es una buena idea.

 


Pero no te quiero dar un sermón sobre eso. Que ya está muy sobado. Voy a tocar otro palo que no es mi campo, pero que igualmente es muy importante.

Durante el día de hoy, he comido un trozo de pastel y dos croissants. Muy buenos.
Pero el trozo de pastel era tan, tan, tan dulce… ¡Tanto! Que me ha sentado hasta mal. Y lo peor es que te acabas acostumbrado a esos sabores.


Y crean adicción. No tanto al sabor. Es más al sistema de recompensa que recibe tu cuerpo.

Chute de hormonas.

 

Hay una buena noticia. No necesitas alimentos híper palatables para recibir un chute diario de felicidad. El ejercicio físico provoca algo parecido.

No es broma.

 


Prueba a hacer una sesión de fuerza. De esas que acabas cansado. Al acabar verás que estás muerto, pero un muerto guay. No de ese cansancio de “ufff que asco que día, que hecho mierda estoy de no hacer nada”


De esos no.

De los otros.

De los que te vas a dormir y caes en cero coma sin necesidad de ver la tele y con una extraña sensación de felicidad.

 

No es filosofía.

Es ciencia.

Tu cuerpo te recompensa por estar en forma.

Hazle caso.

 

Para más consejos no tan obvios como este, debes apuntarte aquí debajo:

Leave Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *