Te escribía por algo, que ahora ya no recuerdo

Ahora hace ya un tiempo que no lo pido de manera directa.

 

Y, no puede ser.

No hay que perder el objetivo de vista.

 

Porque cuando uno no se centra en lo que quiere o debe hacer, empieza a divagar, y al final no se recuerda la finalidad de lo que tienes entre manos.

 

Es como cuando coges el móvil porque quieres consultar algo en internet.

Y te das cuenta de que tienes notificaciones en el whatsapp.

Y te pones a leerlo.

 

Y, ya que estás, miras las redes sociales.

Y el correo.

Y cuando has acabado de hacer todo eso, dejas el móvil.

 

Y ni siquiera recuerdas que lo habías cogido para hacer una búsqueda en google, sobre algo que, en ese momento, considerabas importante.

 

Pero bueno, hay veces que te acuerdas.

Y dices, “Joder, ¿para qué había cogido yo esto?”

 

Puede que lo recuerdes, o puede que no.

Sea como sea, mucha gente tiene un problema de atención.

Que se complica, por culpa de los juguetitos para adultos. (y no debes pensar mal, o sí, yo no mando en tus pensamientos).

 

Es increíble.

La educación actual, que nos atonta cada vez más.

Pero para eso está la auto ayuda.

 

El sacacuartos de nuestra época.

Para decirte que haces las cosas fatal, y por eso estás tan insatisfecho con tu vida.

Con tu vacío interior dando por culo.

 

Menos mal que yo soy una persona que sabe bien lo que quiere.

Que mantiene el punto de mira en lo que importa.

Que huele la sangre de sus objetivos, como un perro de presa huele una tirita usada.

 

Mierda, ¿por qué te escribía?

 

Ah, sí, sí, para que te suscribas a la lista del Casi Deportista.

¡Concéntrate hombre! Aquí abajo.

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