Cómo pasar las pruebas físicas de un cuerpo policial si estás lesionado

Hay cosas en mi profesión que me alegran mucho.
Muy mucho, más y mejor.
Masjor.
 

Ayer, un chico que lleva trabajando con nosotros unos cuantos meses, se quitó de encima un peso.

Bastante grande.


Llegó con un pubalgía de esas que no le dejaban ni correr. Con una oposición a mossos en mente.

Por si no lo sabes, la pubalgia, es un problema en los aductores. De esos que tenían antiguamente los futbolistas y que era tan común. Las causas pueden ser varias, y no vamos a entrar a hablar de eso. Porque no interesa. Yo, si estuviese leyendo esto, me gustaría saber qué es lo que ha pasado con el chico y la oposición.

 

No te lo pierdas porque no tiene desperdicio.
Empezamos a trabajar en sala de fisio. A hacer cosas de fisio que yo no te puedo explicar porque no soy fisio, y no se realmente que es lo que pasaba a allí dentro.

Yo solo oía gritos. A saber…

 

A ver, sigamos.

Es mi turno. Vamos a reforzar. Por todos lados.

Pero con cuidado, mucho cuidado. Porque un paso en falso y que vuelva el dolor, no es una buena idea.


Y se va acercando la fecha. Y ahora me duele, ahora no me duele. Ahora he tenido una elongación en el cuádriceps, ahora me cabreo. Le digo que no esprinte. Me hace caso, no me lo hace… En fin, estas cosas que pasan.

 

Llegamos a la última semana, “Mejor descansa”

Y espero que me hiciese caso, al menos conmigo no entrenó.

 

Y llega el día de las pruebas físicas. Me comenta textualmente.

–  Alex, hice el circuito de agilidad y saqué un 4. Genial, me esperaba un 3, así que renuncié a la segunda oportunidad, porque haciendo el press de banca y la course navette ya me llegaba.
Luego hice el press y bien, saqué un 8, fue una lástima porque me quedé a 1 repetición de un 9.

 

Y le digo, – “Joder, ¿pero has pasado?”


– Espera, espera, que ahora viene lo mejor.

(Pero no concretaba nada, fue peor que ver los 10 últimos segundo en el empate de una prórroga de un partido de baloncesto.)

 

Me dice:


– Empecé la course navette y en la primera recta se me desataron los cordones de las bambas. Intentaba metérmelos por los laterales al final de cada recta, pero me estaba cansando. Así que decidí correr así.
– Vale, ¿pero pasaste?
– Sí, sí. Me paré en la recta que me permitía aprobar.


Y pensé, ufff menos mal. Y después de un poco más de charla, que no aporta nada a este correo, lo felicité de nuevo.

Y mira, quería ponerte este caso aquí, porque es un ejemplo muy claro de lo que hago para ganarme la vida. Intentar que otros, consigan sus objetivos.


Doy consejos y tratamiento a personas que tienen una lesión y quieren seguir con sus vidas.

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