¿Te has fijado que mucha gente se dedica a ganar dinero enseñando a otros a ganar dinero?
La gran pregunta es.
Esta gente, ¿gana dinero de alguna otra manera que no sea enseñando a otros a hacerlo?
Es como si te digo que mi negocio es conseguir que otros pongan dinero en mi negocio.
En mi pueblo a eso se le llama estafa piramidal.
No produzco nada de valor, ni doy un servicio.
El negocio eres tú.
Debe ser que estoy muy interesado en el dinero, porque me saltan anuncios de este tipo en los algoritmos de redes sociales y demás.
Y estoy seguro de que calan.
¿Por qué?
Porque predomina la cultura de la lotería.
De rascármela, pero “oye, ¿qué hay de lo mío?”
Porque no tengo (ni quiero tener) la paciencia de ser constante, y centrarme en hacer lo que tengo que hacer, aunque no tenga ganas de hacerlo.
Porque hay quien quiere un cambio, pero no está dispuesto a cambiar.
Ojo, yo no soy cristalino, ni estoy bañado en oro, ni meo colonia.
En muchos aspectos, tengo necesidad imperiosa de cambios y actitud de caniche de concurso de belleza.
Lo importante es ser consciente de que no haces nada (o poco, o mal), y no echarle la culpa al tiempo, al cambio climático, a los empresarios o la inteligencia artificial.
El tiempo es la más común.
Saca los pulgares de tu móvil, saca tus nalgas del sofá, y tu nariz de la nevera. No pretendas que otros trabajen por ti. A eso en mi pueblo se le llama estafa piramidal (again).
Pero cuidado, ¡Red flag!
Que ahora quizá te motivas y cometes “EL ERROR”.
Ese por el cual la gente motivada se desmotiva. Por el que entras a formar parte de las estadísticas de los debería.
De llegar a un punto en el que las prisas superan a las buenas decisiones.
De ese error hablo en el audio de regalo al entrar en la lista de suscripción. Porque al hacer las cosas mal y de manera precipitada, vas a perder tiempo, dinero, ganas y vida.
En el minuto 6’40”.