A veces hay que salirse del rebaño

Eres un seguidor.

Esta afirmación vale para la gran mayoría de las personas.

La gran mayoría.

Es bastante posible que no me equivoque.

 

¿No me crees?

 

Todo el mundo es algo.

Pijo, cayetano, perroflauta, heavy… algo.

 

Y buscas encajar en aquellos grupos de personas que tienen ideas parecidas a las tuyas. Porque existe lo que se llama el orgullo de pertenencia.

Ser aceptado.

 

Estoy seguro de que conoces el estudio psicológico en el cual, un grupo de actores contestan mal a propósito antes una elección muy clara.

Y las personas que son los sujetos de estudio, para no desencajar, acaban contestando mal para no salirse del rebaño.

 

No son mejores o peores que el resto.

Simplemente, está grabado en nuestra historia.

 

Antiguamente, no podías sobrevivir si no formabas parte de un grupo de personas. Ser desterrado, implicaba no poder reproducirte.

O mucho peor, no ser protegido por el colectivo y por lo tanto tener menos probabilidades de mantenerte con vida.

 

Esto ya no es así.

No vas a morir por no formar parte de un colectivo.

Pero la conducta humana es la que es, y es difícil cambiar miles de años de evolución.

 

Aunque en ocasiones, hay que saber salir de la sombra.

Tienes que arriesgarte a andar solo por el bosque y adentrarte en la madriguera del conejo para obtener beneficios.

 

En ocasiones, será la diferencia entre conseguir tus objetivos o no hacerlo.

Porque seguir el pensamiento de un colectivo no significa que ese colectivo esté en lo cierto.

 

Aplicar esta idea al ejercicio terapéutico y la prevención de lesiones es fundamental.

Lo explico en el audio de bienvenida a la lisa del Casi Deportista.

 

Puedes apuntarte aquí abajo..

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