Lo que aprendes al aparcar un camión, sin tener carnet

Vengo de una familia de camioneros.

Ahh Alex, has heredado la capacidad de engordar, eructar y tener las manos llenas de mierda, ¿no?

No, de esos no.

 

De los normales. De los que tienen familia y se ganan la vida.

¡Cuanto tópico!

 

Cuando tienes 14 años, lo que más mola es conducir un camión.

 

A ver, nada peligroso, solamente por zona urbana.

En la autopista no, no estamos locos.

 

Y sin correr mucho.

Solo un poco.

Un poquito.

“Ito”.

 

Aparcarlo es lo más.

 

Desde el primer día.

Marcha atrás.

Con el remolque moviéndose en dirección contraria a la cabina.

 

Pero para eso está el retrovisor.

Uy, no. Que no hay.

 

No hay que ser un cobarde, que uno es joven y no estamos para tener miedo ni perder el tiempo.

 

Apoyas el codo en la ventana.

Te pones un palillo en la boca y venga…

Marcha atrás.

 

Y oye, si te cargas unos retrovisores, pasas por encima de unas motos, o destrozas un escaparate, para eso tienes el seguro.

No se puede ir con lupa por la vida.

 

¿Para qué necesitas un carnet?

Eso es solo un sucio negocio capitalista para sacarte el dinero.

No encuentro que sea necesario dominar un bicho de toneladas a la primera. Ya se va aprendiendo con el ensayo – error.

 

Por eso, no es necesario que te suscribas a esta lista.

Tampoco te servirá de nada el audio de presentación, donde explico 3 aspectos importantes para saber conducir tu cuerpo.

 

Qué más da, ya tienes la seguridad social.

 

 

Aquí debajo es donde no tienes que suscribirte.

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