CAMINANTE NO HAY CAMINO, HAY CERVECITA AL LLEGAR

Siempre que puedo, me reservo un ratito del fin de semana por las mañanas, para salir a caminar a la montaña.

Si hace solete, bien.

Si no hace solete, pues depende de la época del año.

Si llueve paso, aunque en alguna otra época no me habría importado.

Pero uno evoluciona.

Antes me tiraba a la piscina sin pensarlo.

Ahora, el dedo gordo del pie es el juez todopoderoso que determinará si hay chapuzón o no. Y aún así, me he de estar muriendo de calor.

Tú, jóveno, que quizás estás pensando, “Carroza”

Cuando seas adultescente como yo, volvemos a hablar.

Pero pensándolo mejor, no importa la edad, si te quedas soltero con 40, vuelves a hacer el imbécil otra vez.

Bueno, que me pierdo.

Que caminar por la montaña me tranquiliza. Lo que más me gusta es “investigar”.

En más de una ocasión me he metido en algún embolao difícil de salir…

La última fue, entrar en una zona donde había un cartel que decía, “CUIDADO, ABEJAS TRABAJANDO”

Joder, tuve que dar un vueltón para deshacer el camino…

No las vayas a molestar, a ver si van a llamar a comisiones obreras.

Pero queda compensado, cuando en el momento que llegas a una zona elevada, aparece un claro despejado de árboles y ves todo el horizonte.

Ahí es donde puedes sentarte un rato, con tu cervecita, a auto recompensarte por lo bien que lo has hecho.

No lo hago solamente por caminar, no lo hago solo por las vistas, se dice que caminar por la naturaleza son los nuevos 10000 pasos.

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P.D: Sé que la cerveza no es la mejor manera de celebrar mi caminata, pero no hay bien sin mal, no hay luz sin oscuridad, no hay perfección. No seas aburridamente perfecto.

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