Supongo que sabes tan bien como yo que, lo que las personas piensan, dicen y luego hacen, pueden ser 3 escenarios muy diferentes entre sí.
En cualquier situación.
Pero la cosa se complica.
Porque entre lo que quieres y lo que necesitas, se abre otra brecha enorme.
Y claro, así vamos.
Que a veces es más fácil que te caiga un meteorito, a conseguir actuar de la mejor manera posible.
Si es que es muy difícil ser coherente.
Mucho.
Pero te voy a preguntar una cosa.
¿Verdad que cuando sabes qué es lo mejor para un niño, lo quiera o no lo quiera, acabas haciendo lo que sabes que le va a beneficiar?
Pues muchas veces, en ámbitos profesionales, también se debería hacer algo parecido.
Está claro que no eres el padre de nadie.
Está claro que no vas a obligar a esas personas a hacer lo que tú dices.
Y ojo, también es imprescindible escuchar lo que las personas quieren. Sus pensamientos y sus gustos.
Pues venga, profesional.
Ahí tienes el marrón. Busca como satisfacer las dos cosas.
En nuestro sector, es un verdadero arte.
El arte de orientar al cliente hacia lo que sabes perfectamente que necesita, pero sin dejar de lado todo aquello que te están pidiendo.
Sí, yo sé que quieres verte muy majo en el espejo.
Yo sé que quieres estar delgadito, fit y con chocolatina.
Yo sé que te quieres ver la hostia de guapo, meter goles, correr más que nadie, aguantar 56 km a velocidad de crucero y encima ganar dinero con ello.
Pero necesitas otra cosa.
La tercera de las patas del taburete de tres patas (porque los hay de cuatro).
El tercero de los cerditos, el Baltasar de los pilares del ejercicio físico…
La incógnita será desvelada en el audio de aquí abajo.
Aquí abajo, justamente.