Lo que un borracho te puede enseñar sobre salud

Piensa en alguna característica de los ebrios, de los tajas, de los pedos, que pueda servirte de inspiración para mejorar tu salud.

 

Y no me vale que te vas a esforzar por no verte así.

 

Eso es ventaja.

Cuando uno va borracho su visión de la realidad está, digámoslo… alterada.

 

Vamos a hacer un análisis.

 

Veamos.

A nivel coordinativo, estás en la mierda.

Date dos vueltas y ponte a hacer una escalerita de coordinación.

Tienes suerte si consigues no vomitar.

 

Veamos el equilibro.

Por definición, aquí estamos jodidos.

Equilibro y alcohol no son muy amigos.

 

Más bien son archienemigos mortales históricos, de múltiples generaciones de archienemigos mortales históricos.

 

Solamente debes hacer la prueba del codo a la rodilla y el pulgar a la nariz.

(Están diciendo que van a cambiar los alcoholímetros por esa prueba).

 

Pero eres más elocuente, ¿no?

(Para los de la ESO, mejor eficacia al hablar)

Mmm, eso crees en ese momento. “Buah, me salgo con mi labia”

 

Me encantaría poder grabarlo y luego enseñarlo.

Seguro que te metes en el seto como Homer Simpson.

 

Eso sí, como el sentido de la vergüenza disminuye, no pasa nada.

Puedes hablar como si tuvieses un polvorón en la boca, que te sientes como un rapero en una batalla de gallos.

 

En fin.

Ninguna de ellas es una ventaja para la salud.

 

¿Pero sabes qué?

Sí que hay una cosa que mejora cuando estás borracho y que, si la interiorizases, podría ayudarte a conseguir estar más saludable.

Te la explico en el momento en que formes parte de la comunidad del casi deportista.

Puedes entrar justo aquí debajo.

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