Siempre me he preguntado de qué manera se almacena la información en nuestro cerebro.
Es una pregunta interesante, con una respuesta que no conozco.
Llevo más de 20 años en esto de las ciencias de la actividad física y el deporte.
No siempre fue así, pero eso es otra historia, que contaré en otro momento.
Pero hay una cosa segura.
Existe una verdad absoluta, la única que puedo afirmar sin miedo a equivocarme. Cuanto más aprendes, más te afirmas en que no sabes casi nada.
Me parece increíble que, una persona que ha estudiado una carrera, crea que ya no necesita saber nada más.
Me parece increíble que se pretenda salir al mundo laboral pretendiendo todo, porque ya eres licenciado.
Existe un camino largo, difícil, en el que te vas a equivocar, probar, acertar, aprender, ganar y perder.
Si no te mantienes en movimiento, mueres.
Hay gente ahí fuera que hace cosas increíbles.
Cuando los observas un poco, piensas: “Madre mía, es brutal todo lo que sabe”. Incluso he conocido gente y me he formado con muchos, que te pintan la cara y que cuando tú vas, ellos han ido y han vuelto 10 veces.
Pero eso es lo genial de este mundo.
No hay respuestas cerradas, no es una ciencia exacta, y con cada nuevo descubrimiento, te vas formando como profesional.
Encuentras una idea, la observas, le das forma, la haces tuya. Es cuanto investigas un poco, cuando profundizas, cuando vas más allá, en ese momento abres la tapa y observas que dentro hay mucho más.
Y una vez entras, el proceso se vuelve adictivo y continuo.
Me gusta pensar que el conocimiento no ocupa lugar. Que, con cada nuevo aprendizaje, abres un nivel más concreto dentro tu propia muñeca rusa.
Creo firmemente en que el conocimiento se debe compartir, y esa es una de las ideas del Viaje del Casi Deportista.
Una lista en la que compartiré contigo parte de lo aprendido en mi propio viaje.
Justo aquí debajo.