Quizá el nombre más famoso de cualquier fiesta de pueblo.
Quien no sepa quién es, no merece vacaciones.
Ni días personales, ni festivos, ni nada de nada.
Es el alma de la fiesta.
La eterna búsqueda del trasero que tienes delante, sin llegar jamás a conseguirlo.
La eterna provocación de la bragueta que tienes detrás.
El himno de los que se están bebiendo la penúltima.
Siempre la penúltima.
En fin, que el que no haya bailado Paquito el Chocolatero, que lance la primera piedra.
Que el que se cuide a tope durante las vacaciones, que levante la mano y reciba su premio.
Que el que tenga en cuenta la composición de los alimentos, se mire las etiquetas y coma comida real mientras está de relax, que se presente a ministro de sanidad.
Y, sobre todo, el que después de una verbena, se levante para salir a correr por la montaña o se vaya al gimnasio, merece todo el respeto del mundo.
Pero ojo, seguro que muchos lo hacéis.
Pero muchos más, no.
Ni de coña.
Impensable.
Así que mi consejo es que llegues en la mejor forma posible a las vacaciones.
Porque allí vas a tener muchas probabilidades de entrar en un periodo de desentrenamiento de la hostia.
Vas a perder de todo, hasta la vergüenza.
Y por eso, cuanto mejor tu estado inicial, menos bajo vas a caer.
Más dignamente volverás a la rutina.
Menos autoculpa vas a sentir en tus entrañas.
Entra en la Lista del Casi Deportista, y te explicaré el primer paso (y el más importante), para vencer los efectos del Chocolatero.
Información por un tubo.
Beneficios extremos.
Aquí abajo.